La arcilla es una aliada de la belleza gracias a sus propiedades calmantes, desintoxicantes, antiinflamatorias y depurativas. En mascarillas faciales y envolturas corporales la arcilla actúa como un exfoliante natural que limpia, purificar y regenera la piel. La arcilla contiene gran cantidad de minerales como hierro, aluminio, calcio, silicio, magnesio, sodio, potasio, calcio, zinc… y según la concentración mineral predominante adquirirá un tono diferente.
Existen diferentes tipos de arcillas, y su uso también es distinto:
- Arcilla verde: es el tipo más utilizado, funciona como antiinflamatorio, analgésico, desintoxicante, remineralizante y absorbente. Su uso sirve para tratar edemas en las piernas, celulitis, inflamación, dolores articulares y musculares, así como golpes, hematomas, etc.
- Arcilla negra o gris: procedente de la lava volcánica, y la más absorbente de todas, por lo que es indicado para las pieles más grasas y para reducir/absorber líquidos en zonas corporales. Es rica en minerales y nutrientes. Depura y limpia en profundidad, y tiene propiedades regenerativas y cicatrizantes.
- Arcilla roja: tiene un alto contenido en óxido de hierro. Sana la rigidez, la inflamación en las articulaciones, alivia los problemas circulatorios y es perfecta para tratar la fiebre.
- Arcilla blanca: compuesta por silicio y aluminio, es la arcilla con más pureza. Tiene propiedades cicatrizantes, antibacterianas y antiinflamatorias, además de ayudar a aliviar el estreñimiento, absorbe las toxinas.
- Arcilla rosa: es el resultado de mezclar la arcilla blanca y la roja, y está indicada para tratamientos en la piel, sobre todo para las pieles muy sensibles, porque limpia sin dejar un resultado abrasivo.
- Arcilla amarilla: Se considera una arcilla suave, por lo que es adecuada para todo tipo de pieles, incluyendo mixtas, secas y sensibles. Proporciona una limpieza profunda, a la vez que proporciona un efecto saludable y luminosidad a la piel.